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Naladhu: sueña con el momento eternal en las Maldivas

 

Situada sobre un atolón en medio de una laguna rodeada corales, la pequeña isla Naladhu te hará soñar un momento eternal y una serenidad total. Una auténtica sensación de lujo, en su significado más puro con total intimidad. En la isla sólo hay 19 habitaciones, todas ellas con su propia piscina privada y están dispersas a lo largo de la playa entre vegetación tropical, garantizando la más absoluta privacidad, rodeadas de exóticas palmeras y un paisaje salvaje a tan sólo unos escasos pasos del agua turquesa del Océano Índico.

 

tumbonas en la playa de Naladhu Maldives

 

Cada una de estas fantásticas villas consta de 235 m2, techos altos de madera blanca, amplias puertas corredizas de cristal y una amplísima zona de estar donde se encuentra el dormitorio. El espacioso baño con zona exterior con su propio paisaje salvaje dispone de ducha exterior e interior además de una romántica bañera de terrazo para dos.

 

Interior Ocean House Naladhu Maldives

 

Naladhu ha capturado la estética elegante de una era ligeramente colonial, con las insinuaciones de realeza esrilanquesa en su diseño, de la mano del prestigioso decorador Julian Coombs quien ha sabido combinar los mejores elementos para crear una retirada sensual.

 

Muelle de llegadas Naladhu Maldives

 

La tranquilidad absoluta de este atolón de coral puede ser combinada con otras actividades en las islas vecinas de Dhigu y Veli donde podrás disfrutar de una partida de tenis en sus pistas iluminadas al atardecer, un amplio abanico de actividades acuáticas, excursiones de pesca marina, de snorkel, cursos de buceo PADI 5*, una clase de cocina con productos locales o simplemente relajar tu mente y espíritu en el Spa dejándote mimar sobre una hamaca frente al mar.

Galardonado como el Mejor Resort del mundo de 2017 por los premios Conde Nast Traveler Readers’ Choice, Naladhu es el refugio de jeques y célebres famosos como Kate Moss o Bill Gates.

Si deseas soñar con el momento eternal, tienes que conocer Naladhu!